Mi hijo saca malas notas ¿cómo puede ser que tenga alta capacidad?
La mala adaptación escolar que a veces sufren hace que se estén perdiendo las mentes más brillantes del futuro
Quizá existan muchos padres que consideren que tienen hijos con altas capacidades y aunque sabemos que son aquellos que presentan capacidades cognitivas por encima de lo habitual en su franja de edad, pero lo cierto es que no es fácil averiguarlo.
Las altas capacidades no son únicamente tener un alto cociente intelectual mensurable con pruebas específicas, sino que incluyen el talento, la dotación natural y la precocidad.
Los profesores y orientadores escolares son los encargados de las valoraciones, descartándose las realizadas por expertos externos al sistema educativo, que quizá, en ocasiones, tienen mucha más experiencia en la detección. Las altas capacidades no son una característica física, aunque haya un componente heredado, el ambiente familiar, social y escolar influye muchísimo en que un niño pueda desarrollar ese potencial o no hacerlo.
Errores habituales a la hora de no detectarlos
Existe un error habitual que es identificar altas capacidades con resultados académicos. Más bien sucede al contrario y los niños con altas capacidades no tienen mejores resultados, suelen caer en fracaso escolar o resultados inadecuados, pues se aburren enormemente con la metodología obsoleta y repetitiva de gran parte del sistema educativo.
Un niño de altas capacidades puede que saque malas notas, se desmotive o se distraiga y que, por lo tanto, se distraiga y no halle interés en el aprendizaje, hasta llegar a rechazarlo si no se le proponen actividades que se adecúen realmente a sus capacidades e intereses.
¿Qué hacer con un niño que presenta altas capacidades?
Cuando un niño es detectado y valorado positivamente, muchas veces después de un calvario familiar, las propuestas suelen ser poco adecuadas. Ampliar sus tareas, incorporar temas con la misma metodología o pasarlo de curso no es realmente lo que están pidiendo, sino que sería una atención personalizada que les permitiera desarrollar al máximo sus talentos y profundizar en sus campos de interés y pasión. No dar más, sino dar de otro modo que sea más.
Si entre el 65% y el 80% de los superdotados fracasan en la escuela o no se integran bien en el sistema, la sociedad está perdiendo un recurso extraordinario, las mentes más brillantes para el futuro, además de cargar esas infancias con infelicidad y sentimientos de inadecuación.
Si los niños de altas capacidades no se integran bien en el sistema educativo no hay que moldear a los niños hasta que encajen, sino cambiar el sistema para que les permita brillar.
Niños superdotados integrados en la escuela con los demás ¿si o no?
Es un tema muy discutido. ¿Integrarlos sí o no?. No hay una fórmula única. Hay centros específicos para estos alumnos excelentes pero la mayoría de los pensados para la excelencia educativa reproducen el criterio de los resultados académicos con mayor presión y poca personalización.
El niño de altas capacidades se integra perfectamente en la escuela, con niños de su curso y, en algunos casos, con niños más mayores, pero solo si se le ofrecen medidas de enriquecimiento curricular correctas, no más materia. También suelen funcionar maravillosamente cuando se les ofrece educación en casa, es decir, hacen «homeschooling», pues se les puede dedicar más tiempo personalizado y seguir sus intereses, hasta el punto de permitirles (en España no, pero si en otros países) acceder a la Universidad mucho antes.
Las escuelas deben cambiar su método, incorporar la creatividad, el fomento de los talentos, las inteligencias múltiples y la personalización. La escuela debe ser inclusiva y abrazar la diversidad.
Rechazo social
Una circunstancia que va ligada a los niños de altas capacidades es que suelen sentir rechazo social por el mero hecho de ser diferentes y no del todo comprendidos.
El que una persona sea especialmente inteligente, profunda, rápida, que tenga grandes conocimientos o sea brillante parece ofensivo, cuando en cambio se valoran otras habilidades como el un gran deportista o una persona socialmente muy activa.
Mireia Long
Los padres, y los mismos niños, se ven agredidos emocional y verbalmente con comentarios o actitudes despectivas. Eso de “¿es que te crees que tu hijo es mejor por ser más inteligente” o “tan listo no será si saca malas notas” que vienen del entorno social, familiar y a veces, de algunos maestros. No valoramos lo suficiente la capacidad intelectual y la tratamos de minimizar, como si no fuera el mejor recurso que tenemos, las mentes brillantes.
Otro problema es la etiqueta de déficit de atención. Nadie puede interesarse por algo que le parece estúpido y aburrido. Y eso hace que el niño no pueda concentrarse pues lo que se le propone carece de interés para él.
Consejos para los padres
«Mi consejo es que, tengan o no suerte con el equipo escolar que atienda a su hijo, no deleguen en ellos toda su educación, sino que se ocupen y preocupen de ofrecer toda clase de experiencias y recursos a sus hijos, para que puedan desarrollarse plenamente. Y por supuesto, que, si no encuentran una buena acogida en la escuela o la atención en medidas de atención es deficitaria, sigan luchando, pues en el fondo, los máximos responsables de la educación de sus hijos y a quienes más les importa es a ellos». Mireia Long – co-directora de la Pedagogía Blanca
Fuente: Gema Lendoiro abc.es
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