EDUCAR CON LIBERTAD Y LÍMITES SEGÚN MONTESSORI
¿Soy demasiado permisiva con mi hijo?
El otro día vi una duda, de una mamá preocupada en el grupo de facebook Montessori, la cuestión era que otras mamis le decían que era demasiado permisiva con su hijo, y que le dejaba hacer lo que quería. Esta mamá preguntaba cómo saber qué límites poner a su hijo.
Me pareció que era una pregunta tan importante que merecía un post. Pues bien, vamos a tratar de poner un poco de orden, y hablar sobre libertad y límites según Montessori.
Lo primero, creo, que es hablar de los extremos, y de lo que NO debemos hacer según la filosofía Montessori:
- Ser autoritarios con las conductas de los niños: El «ordeno y mando» de toda la vida. «Esto es así porque lo digo yo». «Ven acá que cuento tres…». Esta forma de disciplina supone la sumisión del niño, e incluso, la humillación, en ocasiones. Es una disciplina basada en el temor, ante las represalias, castigos, gritos, o azotes… El padre/madre/educador se impone por encima del niño, y hace valer su voluntad por encima de cualquier cosa, sin tener en cuenta las necesidades y ritmos del niño.
- Ser permisivos: La permisividad supone dejar al niño hacer sin imponer ningún tipo de límite, ni consecuencia. Una actitud permisiva no actúa ante conductas irrespetuosas o irresponsables del niño. Incluso, se las aplaude. Le deja una libertad incontrolada.
¿Dónde esta el equilibro entre la libertad y los límites?
Hay una frase que lo resume todo: «Tu libertad acaba donde empieza la de otro».
¿Por qué fijar límites?
Los niños necesitan tener límites. Los límites les dan seguridad, y confianza.
Te voy a poner un ejemplo: Imaginate que estás en el bosque y tienes que seguir un ruta, tienes que recorrer un camino. Pero no ves ninguna indicación, a pesar de seguir el mapa, de utilizar la brújula y esforzarte, no ves nada que te guíe.
Ahora imaginate que estás recorriendo el mismo camino, y cada poco vas encontrando flechas, señales…
Eso genera en tí una seguridad. Alguien te está guiando, pero tu decides por dónde ir, tienes un camino abierto y libre.
Los límites son como «esas señales» que nos guían y nos dan la seguridad que necesitamos para aprender una autodisciplina.
¿Cómo fijar límites?
Para saber qué líneas son las que no se deben cruzar, debemos tener claras dónde están esas líneas. Con el tiempo todo el mundo acaba sabiéndo donde está la línea, pero la disciplina hay que aprenderla, no imponerla.
Para aprender a respetar los límites es necesario conocerlos previamente
Los límites deber ser claros, concisos, y entendibles en la mente del niño. Lo ideal es que los límites estén preestablecidos, para que el niño pueda interiorizarlos, tenerlos claros, y decidir.
Lo ideal es poner los límites, ANTES de que se produzca la situación. Una buena idea es hacer una pequeña reunión familiar, o una asamblea en el cole y acordar los límites entre todos.
Quizá os ayude apuntarlos en una pizarra, para ayudar al niño a tenerlos presentes.
No apuntaría más de 6 o 7 límites, para que no sea demasiado complicado asimilarlos.
A la hora de poner límites, es importante tener en cuenta el nivel de desarrollo del niño:
- En un primer nivel: El niño no es capaz de manejar su voluntad, ni de controlar sus acciones. Está aprendiendo a conocerse a sí mismo, y no está preparado para entender y manejar instrucciones ajenas. Puede que en ocasiones obedezca, y en otra no. Este primer nivel va aproximadamente hasta los tres años. Las edades en Montessori no son determinantes, son orientativas. Siempre va a depender de la evolución de cada niño.
- En un segundo nivel: El niño empieza a controlar sus acciones, es capaz de asimilar límites externos, y tomar una actitud ante ellos.
- En un tercer nivel: El niño ha aprendido a través de un hábito adquirido a tomar decisiones de conducta. A tener una autodisciplina, y a controlar sus impulsos, y respetar.
¿Qué tipo de límites fijar?
A mi modo de entender hay tres tipos de límites que deberían tener los niños:
- Límites de respeto a las personas
- de respeto a las cosas
- Límites de respeto al ambiente y al entorno.
Como se que puede resultar difícil extrapolar estos límites abstractos y plasmarlos en límites concretos. Te voy a poner un ejemplo de «límites y/o reglas concretas para un hogar»:
- Cuando hemos terminado de usarlas, recogemos nuestras cosas
- Hablamos sin alzar la voz
- Los cuchillos y objetos afilados de la cocina sólo se usan bajo supervisión de papá y mamá
- Cuidamos la casa para que esté limpia
- No nos interrumpimos cuando estemos trabajando en algo
- Nos tratamos con respeto
Si te fijas, en estas normas sencillas para el niño, están englobados los tres límites de los que te hablaba antes. Si algún límite se hace complicado, o no funciona, quizá se puede cambiar la regla, o expresarla de otra forma, los límites tienen que ir evolucionando con el niño, y ser consensuados por todos en la familia.
Cuando los niños son capaces de asimilar límites es el momento de reflejarlos, y reparsarlos de vez en cuando. No está mal que vayamos sentándo unas bases. Y reflejándo con nuestro ejemplo, y nuestras acciones lo que se puede, y no se puede hacer.
Los límites han de ser para todos, no vale poner «nos tratamos con respeto» y gritar al niño. Tu mism@ te estás saltando el límite, así que no esperes que tu hij@ no se lo salte.
Cuando se trata de un niño de un año, por ejemplo, los límites se los tendremos marcar apartándoles nosotros de situaciones de peligro, y fomentando un ambiente seguro en la medida de lo posible para no tener que estar todo el tiempo corrigiéndo al bebé.
Imagina que el niño va a tu zapatero y comienza a sacar zapatos y tirarlos. Aunque trates de darle una explicación, no la va a interiorizar, se la puedes dar (algo sencillo y claro); pero bastaría con apartarle de la situación con calma y firmeza.
¿Cómo evito que mi bebé haga ese tipo de cosas?
Es inevitable, forma parte de su desarrollo y su aprendizaje. Es más, aunque pienses que tu bebé te está desafiando, el niño lo hace sin ninguna maldad, porque no la tiene. Sólo está descubriendo el mundo.
La clave, entonces es tratar de crear un ambiente seguro, en el que le niño pueda moverse con la mayor libertad posible, dentro de las posibilidades que ofrezca tu casa, y empezar a mostrar tu ejemplo, para que vaya interiorizando rutinas, hábitos y conductas respetuosas.
¿Cómo encajan los límites y la libertad según la filosofía Montessori?
Para que haya libertad tiene que haber límites, tienen que ir de la mano. Las libertades individuales no tienen que restringir la libertad de los demás. Por eso marcamos los límites.
Se trata de poner unas reglas claras, sencillas, y concisas para que el niño, cuando tenga que actuar, pueda hacerlo con libertad, y vaya aprendiendo a encontrar el equilibrio entre su libertad y la de los demás.
A la disciplina se puede llegar por muchos caminos. La disciplina se puede imponer, o se puede aprender.
En el Método Montessori la disciplina se aprende. El niño toma decisiones, y aprende a través de la consecuencias naturales y lógicas de sus actos, y a través de los materiales, que controlan su error.
Entonces, según la filosofía Montessori ¿El niño hace lo que quiere? Sí, pero dentro de los límites de respeto.
¿Cómo valoro entonces qué actitudes son las que traspasan los límites?
Lo mejor es que te hagas una pregunta interna. «¿Con su actitud el niño está siendo irrespetuoso, o irresponsable con los demás, consigo mismo o con su entorno?»
Te pongo en una situación típica; vais a salir a la calle. y el niño decide que no se quiere poner la cazadora
¿Qué harías? ¿Se la pones, sí o sí, porque hace un frío de narices?
La alternativa es bajar a la calle sin cazadora, y cuando llegues a la calle, preguntarle… «¡Vaya, hace mucho frío! ¿Tienes frío?» Seguramente responderá que sí «¿Quieres ponerte la cazadora para estar más caliente?»
¿Y si responde que no? Quizá realmente no tenga frío, o quizá cuándo de unos pasos él mismo te pida la cazadora.
Puedes leer acerca de cómo evitar premios aquí, y sobre cómo evitar castigos aquí
UNA REFLEXIÓN FINAL:
Algo que a mí me ha ayudado a aprender a poner límites a mi hijo es actuar con calma, desde la serenidad, actuar con firmeza pero con templanza.
Si los límites que les ponemos a nuestros hijos están basados fundamentalmente en el respeto, lo primero que tenemos que hacer es respetarles nosotros a ellos.
Te dejo también una reflexión sobre este tema de María Montessori, que a mí me hizo pensar:
Llamamos disciplinado a un individuo que es dueño de sí, y que puede, por lo tanto, disponer de sí mismo cuando sea preciso. Seguir una línea de conducta.
María Montessori
Y tú ¿Qué tipo de límites crees que son importantes?
¿Qué trucos utilizas para poner límites a tus hijos?
¿Cómo les marcas una disciplina?
Fuente: www.pequefelicidad.com
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