Reacciones emocionales del superdotado
Concretamente en esta ocasión, me voy a centrar en dos aspectos de sus reacciones emocionales, que podemos intentar guiar hacia un desarrollo asertivo:
1. Las reacciones de agresividad
2. Las reacciones de pasividad
Las reacciones de agresividad
Reacciones de agresividad «por impulso»
Cuando nos enfadamos, solemos manifestarlo con reacciones de enfado lógicamente, incluso de ira si el sentimiento que nos ha evocado es o lo percibimos como muy intenso.
No se trata de coartar lo que sienten (sería absurdo), sino de comprenderlo en primera instancia, para luego poder actuar.
Comprender no significa justificar, ni «dejarlo pasar«, sino en todo caso, no juzgar los sentimientos de la otra persona. Implica por tanto efectuar un análisis de la situación, y aplicando la empatía, ponerse en su lugar, lo cual suele resultar muy complicado puesto que en la edad adulta, tendemos a olvidar con relativa facilidad aquello que sentíamos cuando éramos niñ@s y solemos «juzgar» lo que observamos en la infancia desde una perspectiva actual y de personas mayores.
Una vez que hayamos comprendido cómo se siente, lo más adecuado en todo caso es analizar las reacciones de su entorno, incluyéndonos a nosotr@s mism@s… cuando disculpamos a un@ niñ@ que ha pegado a otr@ porque «el otro pegó primero» estamos justificando su reacción, lo cual hace que quienes realmente debamos modificar nuestra actitud, seamos nosotr@s mism@s.
Tenemos que tener en cuenta ante todo que sea de la índole que sea, o esté detrás el motivo que esté, cuando alguien desarrolla agresividad ante otra persona, está faltándole al respeto porque está intentando imponer por la fuerza su propio criterio e intenta quedar «por encima».
Consecuencias: positivas (a corto plazo) porque la persona consigue sus propósitos, dejando los derechos de los demás y negativas porque la persona puede experimentar sentimientos de culpabilidad. Negativas (a largo plazo), pues puede ir acumulando tensión en sus relaciones con los demás, o rencor por parte de éstos. (Fte: http://www.saludality.com/evitando-conflictos-a-traves-de-la-asertividad/)
Reacciones de agresividad tras periodos de «paciencia infinita»
En ocasiones se define a las personas con altas capacidades como impulsivas, lo cual nos puede llevar a cometer el error de fomentar la creencia de que todo lo que hace y experimenta en su vida es debido a un impulso. Craso error. Dependiendo de cada persona (niñ@ o adult@), esa impulsividad puede ser una seña de identidad o por contra se puede manifestar sólo ante determinados contextos, especialmente en aquellos que le aportan mayor seguridad (con mayor probabilidad en aquellas personas con tendencia introvertida).
Esto nos lleva a entender que no tod@s l@s niñ@s con altas capacidades tienen reacciones agresivas de manera impulsiva… de hecho, lo que puede suceder (tal y como me definió una niña de 6 años en una ocasión 😉 ) es que tengan más paciencia que el Santo Job. Pero llega un límite en el que no se soporta ni un segundo más y el estallido es monumental.
No tiene por qué ser frecuente, pero obviamente, sí muy llamativo e inesperado desde el punto de vista del observador externo, que se limita a ser testigo de una reacción emocional considerada impropia para esa persona.
Las reacciones de pasividad
Suele ser muy llamativo (y doloroso para padres y madres) ser testigos de la pasividad con la que algun@s niñ@s con altas capacidades reaccionan ante las burlas, gritos e incluso desprecios de algun@s compañer@s (e incluso profes u otras personas adultas).
La primera reacción que se suele tener es la de angustia, seguido de un deseo de reacción por parte del niño/a… sea la que sea, pero que no permanezca con esa pasividad. Además suele ir acompañada de una comunicación no verbal muy explícita: una mirada de tristeza que nos parte el alma, un bloqueo que le impide incluso el movimiento, perplejidad, incomprensión…
Hemos de llevar a cabo pasos similares a los descritos ante las reacciones agresivas: observemos y analicemos la situación.
En ocasiones se tiende a pensar que ese tipo de reacciones es típica de niñ@s sobreprotegid@s y muy vinculados a su padre o a su madre, pero nada más lejos de la realidad. Esta creencia es peligrosa en el sentido en que la reacción o el «consejo» inmediato suele ser el de que tenemos que dejarlos ser más independientes y no «mimarlos tanto»…. ¿a nadie se le puede haber ocurrido que simplemente pueda tener que ver con un desarrollo emocional asíncrono?
Puede tratarse de un@ niñ@ con la suficiente capacidad como para no poder evitar que no se le escape ni una sola de las reacciones que el entorno tiene hacia él/ella, pero al mismo tiempo, no encontrarse preparad@ emocionalmente para entender el motivo de dichas reacciones. Y eso… resulta doloroso.
Es probable que esté anteponiendo sus propios derechos en favor de los de los demás porque aún no ha conseguido desarrollar ese equilibrio necesario entre el respeto por los demás y la defensa de sus propias necesidades y derechos. Por eso el apoyo que proporcionemos especialmente desde la familia en esos casos, será fundamental, de la misma forma que lo será la reacción que podamos tener.
“La asertividad es la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento”.
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